martes, 3 de enero de 2012

El lobo estepario (Hermann Hesse)

Esta es una obra al estilo propio del autor. Más que una historia, la exposición de una forma de pensar.
Lo extraño del relato tiene siempre algo presente, la necesidad del personaje principal de descubrir el significado de su vida, entender su complejo pensamiento dividido entre dos seres: el humano y el lobo estepario.
Leer esta obra es como dar un paseo por los pensamientos del lobo estepario, a ratos coherente, a ratos incomprensible, a ratos lógico, a ratos gobernados por el instinto, a ratos real, a ratos imaginario.
Hay en el libro, personajes, episodios, imágenes, demasiados para tratar de analizarlos, cada uno de ellos parece una caja llena de posibles interpretaciones que prefiero dejar como un trabajo por hacer para cada persona que se decida a leer el libro.
En este caso, más que frases, son trozos del libro que muestran los pensamientos del lector que me parecieron más impactantes.
Trozos de libro:
  • La vida humana se convierte en dolor, en infierno verdadero, sólo cuando dos épocas se entrecruzan.
  • Todas las especies humanas tienen sus caracteres, sus sellos clásicos, cada una tiene sus vicios y sus virtudes, cada una de ellas tiene su pecado mortal.
  • (Definición de burgués) Alcanza la conservación y la seguridad a costa de la intensidad. En vez de posesión de Dios, no cosecha sino tranquilidad de conciencia; en lugar de placer, bienestar; en vez de libertad, comodidad; en vez de fuego abrasador, una temperatura agradable. El burgués es por naturaleza una criatura de fácil manejo, es debil de impulso y miedoso, pues siempre teme la entrega de sí mismo, en una palabra, es fácil de gobernar.
  • ... las almas que se llevan dentro no son dos ni tres, sino cantidades innumerables, el hombre es una cebolla que tiene cien telas, un tejido el cual está compuesto de muchos hilos.
  • Siempre será igual, porque siempre ha sido así, pues el tiempo y el mundo, el dinero y el poder, han pertenecido a los mediocres y a los superficiales, y a los otros, a los verdaderos hombres, no les pertenece nada. Nada más que la muerte. - Fuera de eso, ¿nada en absoluto? - Sí. La eternidad.