Esta es una obra que realmente se puede llamar obra maestra. Posee una excelente caracterización de los personajes, una trama interesante y emocionante, un lenguaje elegante que no llega a ser aburrido, descripciones muy pintorezcas que transportan al lector al siglo XVII y hacen de la experiencia un verdadero viaje al pasado de francia y de inglaterra.
Es interesante como ningun personaje de la obra es completamente bueno, ni completamente malo (incluso Milady parece demostrar real afecto por el Conde de Wardes). Todos son una mezcla de blancos y negros y el autor exalta de manera magistral los matices de cada caracter, sin llegar a ser una obra de tipo psicológica como las de Dostoievsky.
Contrario a lo que pensaba antes de leer la obra, es la historia de Athos y Milady la que parecen ejercer un centro de gravedad para el lector, ya que de la mitad de la obra hasta el final estos personajes cobran singular importancia, especialmente milady, a quien puedo atribuir el rol de la mejor villana que hasta ahora he conocido.
La fuerza luchadora de Milady y el efecto que ella tuvo en la vida de Athos, creo que se muestra muy bien en estas dos frases que extraje de la obra:
- Lucharé, pues, como mujer; mi fuerza está en mi debilidad. Milady.
- No conozco ninguna mujer que valga la pena que se la busque cuando se pierde. Athos
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